Entrevista con la inspiradora del proyecto
Estamos hablando con la responsable de la idea original, traductora de la Comisión Europea en Bruselas desde hace más de 25 años. Suyo es el desarrollo del análisis lingüístico de VICTOR Translator, el nuevo producto de traducción automática del inglés al español desarrollado por MTC Soft para la empresa BERCA Translator.
Hay muchos traductores automáticos en el mercado. ¿Qué necesidad había de inventar otro?
¿Qué te hizo pensar que tú fueras la persona indicada para emprender esa aventura?
¿Cómo ibas a conseguir tú solita lo que no habían conseguido grandes empresas con muchos recursos?
Tengo 20 años de experiencia en la traducción profesional y llevo unos 10 traduciendo al español originales ingleses, franceses, e italianos a partir de sistemas de traducción automática que se cuentan entre los mejores del mercado. Yo misma he participado en el desarrollo de alguno de esos programas. Por eso conozco bien los problemas y las limitaciones de los programas de traducción existentes. Y por eso he ideado un programa que, centrándose en los escollos concretos de la pareja inglés-español, sea capaz de superar esas limitaciones desde su misma concepción, es decir,
que esté preparado para superar los obstáculos a los que se enfrentan los programas de traducción en su aplicación concreta:
los fallos de análisis funcional (muy frecuentes en esta pareja, ya que se pasa de una lengua sajona a una lengua latina), las deficiencias de análisis sintáctico (identificación del verdadero sujeto de la frase o de las vinculaciones semánticas o sintácticas de las distintas partes de la oración), la necesidad de prever, para una misma palabra inglesa, distintas traducciones en función del contexto, la necesidad de dar un tratamiento propio a los idiomatismos de la lengua fuente, evitando la traducción literal y sustituyéndolos por los idiomatismos correspondientes de la lengua de destino
(y esto tanto en expresiones como en verbos), la necesidad, sobre todo en el caso de un sistema de traducción EN-ES, de obtener una reformulación sintáctica en casos específicos (añadido de nexos frasales o pronombres relativos, conversión de una frase pasiva en pasiva refleja, etc.).
Nuestra mayor ventaja en este proyecto es que partimos de una larga experiencia práctica en que ni las universidades (por su enfoque principalmente teórico) ni las grandes empresas informáticas (por su enfoque principalmente estadístico) parecen haberse basado hasta la fecha.
Nosotros pensamos utilizar la información estadística (al alcance de cualquiera) sólo para solucionar aquellos problemas que un análisis lingüístico exhaustivo no sea capaz de despejar: ningún análisis lingüístico puede determinar si “Harry’s bar” es el bar de Harry o el famoso “Harry’s bar” de Venecia. Aquí nosotros también recurriremos a la estadística.
Se supone que no se lanza a la ligera a un proyecto que vaya a tardar años. ¿Qué inspiración/impulso te ha impulsado para empezar? ¿Qué objetivos tenías desde el principio?
Mi objetivo, desde el principio, ha sido conseguir que, de toda la parte “automática” o automatizable del proceso de traducción, que constituye – lo sé por experiencia – un elevado porcentaje de mi trabajo cotidiano, se encargue, justamente, una máquina.
Con la ventaja de que una máquina, una vez que traduce bien una expresión, o acierta en un análisis, lo hará para siempre.
Pienso que el esfuerzo dedicado a conseguir un programa capaz de realizar esta tarea ha de ser por fuerza más productivo que el dedicado día tras día a resolver reiteradamente los mismos problemas en los sucesivos textos a traducir.
¿Cuánto tiempo has invertido en crear el análisis lingüístico necesario para crear el programa de traducción?
Unos cinco años de concepción abstracta y otros cinco de concepción práctica, sobre la marcha, supeditada y adaptada a los resultados (errores y aciertos) que se iban obteniendo con el desarrollo efectivo del programa informático.
Explícanos, por favor, un poco tu procedimiento a la hora de enfocar el análisis. ¿Cuáles fueron los escollos más difíciles de superar?
¿Por qué no se habían superado por los creadores de traductores anteriores? Mira que la traducción automática lleva años, y, como hemos dicho, algunas de las empresas del sector son grandes y con fuertes recursos.
Creo que nuestro programa tiene varios puntos fuertes: un análisis funcional y sintáctico muy eficiente, basado en la lógica, pero también en la práctica (compatibilidad, probabilidad, tendencia del hablante a evitar la ambigüedad, etc.); la posibilidad de creación masiva y automática de glosarios específicos, es decir, de conjuntos de expresiones ya acuñadas; la posibilidad de convertir verbos idiomáticos ingleses en sus correspondientes verbos idiomáticos español es (creo que esto no lo hace ningún programa actual); la gestión adecuada de los verbos frasales ingleses (extremadamente compleja y sutil); la traducción o añadido ad hoc de las distintas preposiciones según la traducción concreta que se asigne en español al verbo original: eso que en VICTOR Translator llamamos “preposiciones regidas” y “añadidas”. Por último, la posibilidad de condicionar la traducción de cualquier palabra (de entre todas las traducciones posibles) al contexto en el que aparece, con la opción de delimitar ese contexto de forma prácticamente exhaustiva.
¿Cómo surgió el contacto con Fernando Moreno-Torres y MTC Soft? ¿Casualidad, amistad, una búsqueda a propósito?
El mutuo conocimiento y la mutua confianza tanto personal como profesional están en el origen de esta colaboración.
¿Los traductores profesionales usan traductores automáticos? ¿Desde cuándo? ¿Qué tal funcionan?
¿Cuáles han sido tradicionalmente las quejas de los profesionales?
El uso de la traducción automática en los medios profesionales comenzó hace unos diez años. Para un profesional, el principal problema de los traductores automáticos actuales es que a veces cuesta más trabajo “arreglar” la frase que el traductor automático te propone que traducir tú mismo el original.
Los traductores actuales, concebidos, según creo, desde unos niveles de complejidad muy inferiores a la complejidad real de la traducción (quizás porque no contaron de entrada con una larga experiencia en su propio uso) no pueden resolver todos los problemas que la traducción real es capaz de plantear. Al poner en marcha un nuevo traductor partí de la base de que un programa que ofrezca un análisis funcional y sintáctico correcto ya está aportando algo interesante al traductor humano. Si además éste obtiene una terminología apropiada, un enlace correcto de las distintas partes de la oración, unas preposiciones correctas y una idiomatización correcta, el material de partida que estará ofreciendo el traductor automático al profesional de la traducción puede ya cifrarse en un estimable ahorro de tiempo y recursos.
¿Cómo ha sido la colaboración con MTC Soft? ¿Era tarea fácil traducir tu análisis lingüística, en lenguaje natural, a un programa informático?
No, no ha sido fácil, pero MTC Soft ha puesto a disposición de este proyecto a dos magníficos analistas, con muchos años de experiencia, que han sabido traducir a lenguaje informático la lógica lingüística subyacente al programa, y han evidenciado en muchas ocasiones los problemas y contradicciones que inevitablemente han ido surgiendo, y aportado las soluciones informáticas oportunas.
¿Qué se siente viendo el trabajo de creación de VICTOR ya realizado hasta la versión beta?
A veces impaciencia, porque todavía hay trabajo pendiente de cara a una próxima versión que incorpore las posibilidades estadísticas, pero ya en estos momentos, ante algunos resultados realmente brillantes, una gran satisfacción.
¿Espera llegar a ver a tus colegas traductores utilizando VICTOR en su trabajo cotidiano?
Sí, eso espero.